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La batalla de México en el siglo XXI, es por la educación de calidad. 1 ago 2016

 

Costo de educación privada en México se dispara 66% en 10 años.  2 ago 2016

 

Nueva Zelanda se cruza de nuevo en el camino de México. La selección se enfrentará de nuevo a su similar de Oceanía el 8 de octubre en Tennessee.  2 ago 2016

 

 

 

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A comer arepas en Venezuela

Después de un largo vuelo desde Europa, llegué a Caracas. Allí pude probar unas ricas arepas [tortillas gruesas de maíz] rellenas de pollo con guacamole, que se parecen a las gorditas de México. También viví el peor temblor de mi vida: seis grados Richter, en el piso 13 –¡imagínense, con ese numerito!– de un edificio que en esos momentos me pareció de goma.Tras sobrevivir al temblor, fui a

Puerto Ordaz y de ahí a Santa Elena de Uairén, pueblo fronterizo en la punta sureste de Venezuela. Al final del recorrido, se cruza por la Gran Sabana, con sus paisajes abiertos, con pequeños espacios de bosques y ríos, flanqueados a lo lejos por los tepuyes –cerros con la cima plana debido a  la erosión de miles de años.

Uno de los tepuyes es el Roraima, que tiene energía cósmica porque está conectado con líneas imaginarias a Teotihuacán, Machu Picchu y a las pirámides de Egipto. El guía, dos venezolanas, un alemán-turco, un danés y yo nos preparamos para escalarlo.

El primer día, después de llegar a un pueblito, caminamos en subidas y bajadas, con un calor muy fuerte durante seis horas. En las mochilas cargamos comida para varios días, tienda de campaña, bolsa de dormir, ropa y una cocineta.

De Sudamérica a Sudáfrica Intercambio, ¿Dónde andas?, 31 julio 2016

Llegamos al primer campamento al anochecer, cenamos, montamos las tiendas y nos fuimos dormir, entre la luz de cientos de

luciérnagas y de las estrellas.

Al día siguiente caminamos otras seis horas hasta el segundo campamento, que no era más que una pequeña cabaña de madera.  Acampamos y cenamos bajo una lluvia torrencial  que estuvo a punto de inundar las tiendas.

Al tercer día partimos hacia la cima. Subimos durante cuatro horas unas pendientes muy inclinadas, con muchas cascadas. Y así conquistamos el Roraima, ¡qué felicidad!, ¡lo logramos! La vista que teniamos del valle era impresionante: estábamos en medio de un paisaje lunar, con rocas oscuras de formas raras en todos lados, ¡y las nubes a nuestros pies! Nos instalamos en unas cuevas con

espacio apenas suficiente para meter las tiendas.

El cuarto día caminamos trece largas horas. Conocimos el Punto Triple, un obelisco que marca el límite entre Brasil, Guyana y Venezuela. También vimos los laberintos de rocas altas que forman pasillos, y la laguna Gladys  –un pequeño lago en un cráter enorme.

Dos días después llegamos a Santa Elena, con una parada final en las cascadas de Jaspe, donde pudimos refrescarnos y darnos un masaje en el cuerpo con el golpeteo de los chorros de agua. Quizá caminamos unos noventa kilómetros en seis días, y aunque acabé muerto de cansancio, lleno de ampollas en los pies, fue una de las mejores experiencias de mi vida.

 

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